La Zarza Ardiente: tapiz y dibujo


Le Buisson ardent
collection du Mobilier national
© Ph.Sébert

Ahora está usted ante el tapiz titulado La Zarza Ardiente.
De lana y seda realzada con oro, fue tejido en alta liza en la Real Fábrica de Tapices de los Gobelinos en 1685, por los talleres de Jean Jans hijo, siguiendo el cuadro de Charles Le Brun.
Excepcionalmente, presentamos el tapiz junto con un dibujo preparatorio de Nicolas Poussin efectuado para un cuadro del mismo tema. El dibujo se encuentra a la derecha del tapiz, sobre la moldura del islote central.    
El dibujo de Nicolas Poussin data de 1641. Está realizado a pluma, con tinta marrón aguada, y repasado con la punta. Este estudio se realizó para un frente de chimenea encargado por Richelieu a Poussin. La espontaneidad del trazo deja entrever que se trata de un primer boceto, con una propuesta de cambio de escala para el cardenal.
Estas dos obras tienen en común el tema que ilustran: representan un pasaje del Libro del Éxodo, la revelación de Dios a Moisés.
Moisés, refugiado en el desierto del Sinaí, está cuidando de sus corderos, cuando observa que una zarza arde sin consumirse. Intrigado, se acerca a ella y escucha la voz de Dios, que viene del arbusto. La voz encomienda una misión a Moisés: debe pedir al Faraón que libere al pueblo hebreo para que él lo guíe hasta la Tierra Prometida. Acto seguido, Dios ordena a Moisés que arroje al suelo su cayado, que se transforma de inmediato en una serpiente, lo que demuestra su poder.
En la obra de Le Brun, la composición va a lo esencial: la figura de Dios, al que se representa como un anciano de barba blanca, emerge de las hojas inflamadas del arbusto. Moisés mira, al pie de la planta, su cayado transformado en serpiente, con una mezcla de sorpresa y temor. De este modo, Charles Le Brun pone el énfasis en la manifestación divina y la reacción de Moisés.

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